El reloj marcaba las 14.06 cuando Augusto Tartúfoli se paró en el centro del estudio de Intrusos para hacer una exhibición de su talento como bailarín. La inédita escena, que sorprendió a propios y extraños, se montó para recrear el encuentro del panelista con la vedette Julieta Ortiz en una fiesta electrónica en Puerto Madero, la diosa que ya lo había "incendiado" en vivo.
Desafiante, Tartu impuso sus condiciones a la producción previo a desplegar su asombroso Tartu Dance: "Ponganme música bien arriba, no me pongan un David Guetta porque es muy maestro pizzero". Una vez aprobado el tema que sonó en el piso, el director de la revista Pronto se liberó y se movió al ritmo de la melodía con sus pantalones chupines.
"Durante 40 minutos, así", dijo el periodista mientras saltaba sin parar de un lado a otro, ante las carcajadas y bromas de sus compañeros. El videograph volvió a resumir el espíritu que se vivió en Intrusos: "All the night with Tartu".
Con una gran dosis de humor, Jorge Rial sentenció: "Tenés el ritmo en las venas. Lástima que necesitás una transfusión, lo único". En estado de éxtasis y con una copa de agua en su mano, Tartu confesó: "Soy un gran bailrín. Me invitan a casamientos en que la gente no me conoce para que vaya a bailar, directamente".